Elogio de los vendedores: por qué yo sí acepto la publicidad

Hace poco, paseando por mi lugar favorito en el mundo (Labenne, en Las Landas, suroeste de Francia), me sorprendió esta señal en el buzón de una vivienda. y me quedé pensando. De hecho, me molestó un poco leerlo. ¿Por qué? Verás, en mi opinión, una de las cosas más sagradas que hay es el respeto que se merece alguien que está intentando vender. Te explico por qué.

A todos nos gusta vivir en una sociedad próspera, que la economía vaya bien y que no haya paro. Sin embargo, a veces me asombro al observar tics anti-comercio y anti-mercado como el de la imagen. He tomado esta foto hoy en el sur de Francia, pero la veo a menudo en mi ciudad y en muchos sitios de España.

¿De verdad no quieres darme una oportunidad de tratar de convencerte de que los bienes y servicios que dedico mi vida a crear pueden ayudarte a satisfacer deseos o necesidades que tienes? ¡Cuánta soberbia! Me parece la idea producida por alguien que no tiene que acudir cada día al mercado –físico, virtual o digital– a vender personalmente.

Toda la economía funciona, en último término, porque el dinero cambia de manos entre un comprador y un vendedor. El problema es que el mercado es un sistema sofisticado y muchos profesionales ubicados en posiciones alejadas del instante mismo de la compra-venta se permiten el lujo de despreciar la acción comercial y todo lo que la rodea: la batalla por la atención del consumidor, el marketing, la publicidad, la persuasión, la negociación del precio...

A diario, recibo newsletters y folletos en mi buzón que ni leo ni me interesan. Otros, en cambio, despiertan mi interés y a veces incluso tomo la acción de comprar. Pero ni me molesta, ni me ofende. Tirar un folleto no deseado a la basura me cuesta un segundo y cero coste emocional.

El fulano que escribe estas líneas nunca te pedirá que dejes de intentar venderme algo. Cualquier esfuerzo que hagas por colocar un producto o servicio en el mercado, crear valor para otra persona y ganar dinero con ello de forma honesta CUENTA CON MI RESPETO Y MI ADMIRACIÓN.

¡Suerte, vendedores!